11/27/2014

sobre los componentes inerciales de la inflación




Se está instalando a través del sistema de medios opositores la certeza de que en Argentina durante el año 2014 la inflación ascenderá al 40%, cuando la evolución proyectada del IPCNu marca el 28% como nivel esperable para este año.

El impacto sobre las expectativas inflacionarias de un 40% tiene un efecto notable en la construcción de inercia inflacionaria para el año entrante. La formación de precios con esa referencia seguramente presionara tomando como piso del nivel esperado el 40% pasado, los salarios tendrán ese piso de negociación en la discusión convencional, etc.. 

La fijación de ese horizonte inflacionario del 40% en suma es un objetivo central en la estrategia opositora para garantizar el ciclo inflacionario ascendente modelando expectativas inflacionaria con ese horizonte como referencia. No es menor el intento y muy erosivo para el proceso económico, donde el aumento de precios es realmente una problemática existente y difícil de revertir.

Sabemos que un  elemento importante en el análisis de la variación de precios lo constituye el denominado aspecto inercial de la inflación. La inercia inflacionaria ocurre cuando una vez que se genera un proceso inflacionario, por ejemplo, en el caso de una inflación de demanda debido a un elevado déficit fiscal, ésta persiste, aun cuando su causa original, es decir, el déficit haya desaparecido.

Existen tres razones básicas, no necesariamente excluyentes, por las que la inflación puede adquirir vida propia.

La primera de éstas surge porque en las economías existen esquemas de actualización formales e informales. Un proceso de este tipo se presenta cuando los precios, los salarios, las utilidades, las tasa de interés, el tipo de cambio, etc. se fijan en función de la inflación. Por ejemplo, en el caso de los salarios, se dice que éstos están actualizados cuando, al revisarse, aumentan automáticamente en función de la tasa de inflación.

Supongamos que el aumento porcentual en los salarios, o en el tipo de cambio (que son el precio de la mano de obra y de la moneda extranjera, respectivamente), es igual a la inflación pasada debido a la regla de actualización. De esta forma, al generase inflación y sin importar la causa primaria por la cual ésta surgió, en el periodo siguiente los precios que están actualizados aumentarán en la misma proporción que la tasa de inflación. Si estos precios abarcan un alto porcentaje de los insumos, es decir, de los costos de la economía, los productores cuyos precios no estén actualizados experimentarán el aumento en sus costos y, por lo tanto, estos incrementos repercutirán en los precios de sus productos. Así, el proceso inflacionario se perpetuará, aun cuando la causa inercial de la inflación haya desaparecido.

Es necesario distinguir entre mecanismos de actualización formales e informales. Los formales son aquellos en los que la regla de aumento de precios está estipulada contractualmente, mientras que los informales se caracterizan por la operación diaria y la práctica.

La segunda parte importante por la que la inflación puede adquirir carácter inercial, se debe al hecho de que no todos los precios de la economía se ajustan en el mismo momento. Los contratos salariales no vencen en la misma época del año, sino que su vencimiento se encuentra distribuido a lo largo de éste. De esta manera, si surge por ejemplo un choque de oferta que afecte la estructura de costos de un alto porcentaje de productos, los precios irán aumentando escalonadamente afectando nuevamente costos y precios, por lo que el proceso adquiere vida propia. Esta segunda causa de inercia refuerza a la primera, debido a que si existe actualización en la economía junto con decisiones escalonadas de fijación de precios y salarios, es sumamente fácil que una vez que aparezca un brote inflacionario, éste se autopreserve.

La tercera causa de inercia inflacionaria viene dada por las expectativas de los distintos agentes económicos, particularmente de aquellos que fijan precios en sus respectivos mercados. Si se tiene la apreciación de que la inflación futura va a ser igual a la pasada, los aumentos en salarios, y los de precios, se otorgarán bajo este supuesto y, de este modo, las expectativas de inflación se validarán.

Los tres elementos de inflación inercial actúan en muchas ocasiones en forma conjunta, y pueden hacer que los procesos inflacionarios se vuelvan sumamente rígidos. Respecto a las causas del proceso inflacionario, leemos en El Economista:

Mitos convencionales de la inflación

“Exceso de demanda” y monetarismo
(Columna del economista Alejandro Fiorito)
“Nosotros no abandonamos las metas monetarias:
ellas nos abandonaron a nosotros”
Gerald Bouey (Presidente del Banco Central de Canadá 1973-1987)
Las explicaciones convencionales de la inflación suelen definir por la mera correlación entre variables la existencia de causalidad teórica entre las mismas. Es así como la mayoría de los especialistas en los medios vinculan agregados monetarios a la inflación. Normalmente la referencia a la “emisión monetaria” intenta referirse a un “exceso de gasto” que con o sin déficit fiscal presionaría sobre una oferta siempre rígida, lo que elevaría el nivel de precios.
Supuestos incumplidos y resultado fiscal
1-Pleno empleo de recursos: Las economías capitalistas no tienden ni se encuentran en posiciones normales de pleno empleo de la capacidad, por lo que aumentos en la demanda elevan la utilización de la capacidad y no sistemáticamente al nivel de precios. En todas ellas actúa como hecho estilizado el principio del acelerador de la inversión (Gráfico 1). La inversión responde positivamente a las variaciones de la demanda autónoma (inversión pública, exportaciones, créditos al consumo, transferencias, construcción de viviendas, etcétera). El producto efectivo induce al “producto potencial” (no observable) haciéndolo flexible, y sin su “rigidez” convencional, y refuta el vínculo vulgarizado que va de mayor demanda a mayor inflación. (Amico et al, 2011) [1].
Gráfico 1
Fuente: Ferreres, O. (2010) Dos Siglos de Economía Argentina: Edición Bicentenario. Correlación: 0.60
2-Dinero Endógeno: Mundialmente, académicos -“nuevo consenso”- (Blinder -1997-, Romer -2000-, Taylor -2000-) y banqueros centrales –como el de la epígrafe- saben desde hace décadas que los bancos centrales no controlan la cantidad de dinero circulante, al que se lo considera endógeno al nivel de actividad. Sin embargo, en nuestro país debido a cierto atavismo monetarista [2], junto al supuesto de pleno empleo, se vinculan causalmente el crecimiento de los agregados monetarios a la suba de precios.
Tabla
Fuente: CEPAL, Banco Mundial y Ferreres. Los períodos son determinados por la existencia de datos. El tomar M2 puede subestimar la cantidad de dinero en países con sistemas más bancarizados como Brasil.
Una simple observación de la tabla muestra lo extravagante de tal asociación: la participación de dinero y depósitos (M2) sobre el PIB está altamente correlacionada con el índice de precios en niveles (IPC) en todos los países de la región y, sin embargo, todos tienen menor inflación que la Argentina. Ergo, dichos agregados monetarios no explican la inflación en ninguna parte.
3- Déficit fiscal: De igual manera se intenta con los mismos supuestos, tomar al déficit fiscal como variable inflacionaria: vg. en “Monetarismo, credibilidad e inflación” [3]  donde inicialmente se afirma correctamente que “correlación no indica, per se, causalidad”, se termina sugiriendo a partir de un cuadro de correlaciones, una causalidad inflacionaria por “la expansión de base monetaria para financiar el desequilibrio fiscal”.
Curioso o no tanto, en el gráfico 2 se observa una correlación mínima entre la variación del resultado fiscal del Sistema Público Nacional y la del IPC para 1994-2013 en series mensuales de la Argentina.
Gráfico 2
Fuente: Ferreres (OJF & asociados) Correlación: -0.025
Y convengamos que si bien correlación no implica causalidad, sin correlación no hay forma de intentar demostrar causalidad. Pero, otra vez, esta última sólo se dirime estableciendo canales de transmisión teóricos que sean basados en supuestos plausibles y empíricamente verificables.
La causalidad convencional de la inflación actual y sus problemas.
Descartada la explicación monetarista, esquemáticamente la inflación desde el “nuevo consenso” puede explicarse con la suma de tres términos en variaciones (Serrano, 2006) [4]:
P= Inercia + Demanda + Costos
-Inercia representa la inercia inflacionaria compuesta por el producto de un coeficiente a de inercia sobre la inflación pasada (aPt-1). El supuesto convencional de que a=1, le otorga el carácter de “aceleracionista” a la expresión, de tal modo que un shock de demanda hará subir sistemáticamente los precios en los períodos siguientes.
Problema: luego de los ‘70, todas las mediciones que se han hecho para múltiples países, el coeficiente a es menor que 1 y por lo tanto no permite explicar la inflación acelerada por un shock de demanda. Es un término que amortigua y no acelera los impulsos del pasado sobre los precios.
-Demanda muestra el efecto del “exceso de demanda”, representado por una brecha o diferencia entre el producto efectivo (Yef) -que varía con la demanda- y el “producto potencial” (Y*) que es supuesto por el convencionalismo como exógeno al producto efectivo. Un aumento este último, haría positiva la brecha, b(Yef-Y*)>0 elevando el nivel de precios.
Problemas: 1-el coeficiente b que acompaña a esta brecha es estadísticamente muy pequeño para mover el nivel de precios y 2- la existencia de un hecho estilizado como el “acelerador de la inversión privada” de ecuménica existencia mundial, hace que el producto potencial responda positivamente las variaciones del producto efectivo neto de inversiones, tendiendo a llevar a cero la brecha y por lo tanto no sostener un impacto en los precios.
-Costos representa los “shocks de oferta” o reclamos conflictivos sobre la distribución de un nivel particular de producto y se lo supone de media cero a largo plazo. (curiosamente no se toma así a los shocks de demanda), por lo que el canal de costos de la inflación queda descartado de un plumazo.
Pero aquí reside la explicación alternativa de la inflación (para cualquier nivel de actividad): canal de costos y puja distributiva. A mayor suba salarial y/o devaluación y/o mayor precios internacionales de nuestros transables (“viento de cola”), mayor el traspaso a precios.
En la Argentina, si el Gobierno se ve obligado a devaluar por la compra privada de dólares de sus reservas, la suba del tipo de cambio impactará en mayores costos de comercio, y habrá mayor “efecto repase” a precios domésticos y seguidos de mayores salarios que redundarán en mayor inflación. Pero una inicial decisión privada de cartera de comprar dólares es un problema de rentabilidad, costo de oportunidad, diferenciales de tasas de interés y riesgo cambiario. No de “exceso de demanda” o “cultura”. (De Lucchi et al.) [5]

1 comentario:

Anónimo dijo...

Caca